martes, 17 de noviembre de 2015

[Reseñas] X vol. 2: Los perros de la guerra

Portada de X vol. 2: Los perros de la guerra

Edición original: X núm. 5-8 USA
Fecha de salida: Octubre de 2015
Guión: Duane Swierczynski
Dibujo: Tony Parker, Eric Nguyen
Formato: Tomo rústica, 104 páginas
Precio: 12,95 €

El brutal vigilante X vuelve a las calles de Arcadia después de un tomo anterior en el que deja bien claras cuales son sus intenciones para con la corrupción y todos aquellos que de forma directa o indirecta formen parte de ella. Las consecuencias todavía resuenan en la ciudad y el miedo se ha apoderado de los malhechores, pese a que todavía quedan muchas manzanas podridas en el cesto y el radical justiciero está algo tocado, tanto física como mentalmente, por su anterior misión.

“X vol. 2: Los perros de la guerra” nos presenta al teniente Setter de la policía de Arcadia, jefe de los corruptos agentes de narcóticos conocidos como los Perros de la Guerra. Conocedores de los métodos y la brutalidad del vigilante psicópata que ronda por la urbe, en cuanto Setter se ve acorralado por el primer aviso de X decide darle la vuelta a la tortilla y hacer uso y abuso de su posición para acabar con el justiciero, aunque ello suponga mentir y corromper a los pocos policías honrados que quedan en Arcadia.

Usando métodos poco ortodoxos y una brutalidad digna de los propios villanos, X se considera a sí mismo un cirujano que debe extirpar el cáncer de la ciudad sin escatimar en agresividad. Duane Swierczynski y Eric Nguyen vuelven a ponerse a los mandos de la historia de X para darnos una digna continuación que no busca distanciarse del primer arco argumental aunque sí aportar nuevos elementos a la trama para enriquecer su propio universo.

Página de X vol. 2: Los perros de la guerra“X” es un cómic de superhéroes que se aleja de algunos de los estándares más convencionales de los mismos. Sus métodos nos siguen recordando a algunos personajes que llevan muchos más años establecidos y cuyo carácter urbano y énfasis en la lucha contra la corrupción bien podría plantarlos como los protectores de Arcadia. Y aunque algunos de ellos deciden no cruzar la última línea, otros han optado por hacerlo y erradicar la escoria de las calles sin rodeos ni reparos. X es así y esa brutalidad salvaje sienta de maravilla al cómic, aunque todavía desconocemos qué es lo que motiva al personaje más allá de querer salvar el corazón de la ciudad y la buena gente que quede en ella.

Swierczynski ha optado por seguir dejando al margen la identidad del anti-héroe y los motivos que lo han empujado a ponerse una máscara e ir sesgando la vida de los criminales como si de mala hierba se tratara. Con esto se establece un paralelismo entre Leigh, la periodista que se ha convertido ahora en su compañera, y los lectores, ya que ninguno sabemos nada de él o de sus planes más allá de lo que cuenta sobre el momento. Con eso se generan dudas sobre lo que va a hacer el héroe y se juega con el debate de la autoridad moral que se ha autoasignado como juez, jurado y verdugo. ¿Es lícito que para luchar contra el crimen uno tenga que volverse un criminal?

Página de X vol. 2: Los perros de la guerraEn contrapunto volvemos a tener un alto cargo de la ciudad corrupto hasta la médula, el teniente Setter de la policía de Arcadia. Tanto él como su fuerza especial de narcóticos se han labrado una reputación que rápidamente lo pone en el punto de mira de X, que les manda un primer aviso nada conciliador. Sabiendo qué es lo que viene después, Setter opta por implicar a los pocos policías honrados que quedan, a los ojos de los cuales la ley debe cumplirse sin excepción, ellos deben acatar órdenes de sus superiores y X es un criminal que asesina policías. ¿Qué otra cosa pueden hacer a parte de perseguirlo?

Con las piezas dispuestas la partida empieza y rápidamente la escala da de violencia llega a los niveles de brutalidad característicos del personaje. El guionista no se anda con rodeos y plantea un escenario tenso rápidamente echando cada vez más gasolina al fuego. Sin embargo, descubrimos que la implacabilidad de X tiene debilidades y que tras esa máscara todavía queda algo de humanidad.

La suciedad de las calles de Arcadia vuelve a trasladarse a los dibujos de Eric Nguyen, que una vez más nos deja un apartado artístico con aires descuidados que sientan como un guante a la ambientación de la historia. Este estilo consigue potenciar todo lo que representan Arcadia, su cuerpo de policía y X. Con eso como una de las bazas más fuertes en las que sostenerse, Nguyen peca de irregular y hasta de ser un amante del caos. Su estilo no se mantiene homogéneo a lo largo del casi centenar y medio de páginas, aunque parece que poco a poco ha ido encontrando el punto del cómic y esta vez sí consigue separarlo mejor según intensidad y tipo de escenas, por lo que las que son más salvajes y brutales se presentan como más sucias y caóticas que las que son de conversación; aunque eso no quita que aún tenga mucho que mejorar.

Página de X vol. 2: Los perros de la guerra

Para no perder continuidad, y manteniéndose fieles a la esencia del personaje, los colores predominantes continúan siendo el rojo y el negro. La sangre y la oscuridad tienen un papel estelar en el cómic y solo en escenas diurnas en las que X no aparece se opta por otros tonos, aunque el amarillo, el naranja y el gris tienen también gran protagonismo.

Tras “X vol. 1: Feroz”, este “X vol. 2: Los perros de la guerra” aporta las novedades suficientes como para no considerarlo una segunda parte innecesaria sin renunciar a nada de lo que hizo que el primer volumen fuera interesante. Se mantienen los errores y los aciertos pero es X en estado puro. Un cómic de superhéroes diferente que no presenta un superhéroe convencional en lo que a valores y moralidad respecta. X es un asesino psicópata con un estricto código moral, un vigilante radical que no dudará en disparar a un extorsionador o un traficante. Y eso le sienta genial al personaje. Está claro que ante eso se puede abrir un debate sobre si los buenos deben cruzar esa última línea porque deben dar ejemplo y ser mejores que los malos. De hecho, en el cómic se abre el debate y en varias ocasiones se le reprocha a X su forma de actuar. Puestos a resaltar virtudes, que un cómic aparentemente de acción sin pretensiones consiga empezar una discusión sobre un tema realmente trascendente (y de actualidad, ya puestos) como el de responder a la violencia con violencia, dice mucho a favor de su puesta en escena.

La brutalidad vuelve a ser la estrella que más brilla en un cómic que apuesta por no profundizar en su protagonista, dejándonos en la más absoluta de las ignorancias sobre su pasado o sus motivaciones. De hecho, pocos son los personajes de los que conocemos algo más que su presente, y Swierczynski deja la impresión de querer omitir todo de forma deliberada, no sabemos si porque tiene ases guardados en la manga o simplemente porque no le parece relevante para el transcurso de la historia.

“X vol.2: Los perros de la guerra” es continuista, una idea interesante y de esas obras que aboga porque a veces la única forma de combatir el fuego es con fuego, debate abierto incluido.

Escrito por Javi Garcia en Blog de Superhéroes. Si no estás leyendo esto en Blog de Superhéroes, el artículo original lo encontrarás aquí …http://ift.tt/1lspNji.

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