[Reseñas] Batman y Robin eternos núm. 6 (Último número)

Edición original: Batman and Robin Eternal núms. 22 a 26 USA Fecha de salida: Septiembre de 2016 Guión: Genevieve Valentine, James Tynion IV, Scott Snyder, Steve Orlando Dibujo: Álvaro Martínez, Carlo Palugayan, Christian Duce, Fernando Blanco, Geraldo Borges, Goran Sudžuka, Igor Vitorino, Javi Piña, Scot Eaton Formato: Tomo rústica, 136 páginas Precio: 12,95 €

Terminamos un viaje de veintiséis semanas con la publicación del sexto y último tomo de "Batman y Robin eternos", en el que encontramos un final a toda la trama de los niños soldado de Madre y un epílogo con reunión y nuevo rumbo. Dick Grayson lidera a los diversos "hijos" de Batman para acabar juntos lo que el Caballero Oscuro no pudo acabar solo años atrás. Madre ha vuelto para culminar sus planes y tras números y números persiguiéndola por el mundo para acabar por fin con ella todo, irónicamente, se desmadra. Harper y Cassandra son prisioneras de Madre y testigos del inicio de su plan final mientras la Batfamilia casi al completo debe reunir aliados y repartirse por el mundo para contener la amenaza de los niños controlados mentalmente y la llegada de un nuevo ejército de Huérfanos. La secuela espiritual de "Batman eterno", esta vez dedicada a Robin por su 75 Aniversario, termina de forma menos inesperada que su predecesora aunque no por ello carente de acción o buenas ideas. El mensaje sigue estando ahí y vuelve a ponerse de manifiesto que Batman necesita a Robin, a todos ellos. Porque como ya dijo Morrison en su etapa, Batman y Robin se complementan, se necesitan y funcionan perfectamente combinados. Y en esa misma línea termina este volumen, recordándonos no solo esa máxima sino que de las cenizas de acciones pasadas terribles puede surgir algo bueno. Scott Snyder y James Tynion IV levantan una colección que había caído en la monotonía y en algunos de los errores de "Batman eterno", pese a corregir varios y reducir su longitud para no estirar la historia y se más conciso, y acaban con el mejor ejemplo de lo que es el legado de Batman, de la confianza que ha depositado en sus pupilos y de que, pase lo que pase, Batman y Robin nunca morirán. La historia continúa justo desde donde acabamos en el quinto volumen, así que nos encontramos con Harper Row y Cassandra prisioneras después de que Madre haya revelado a Harper que Cassandra es la asesina de su madre. La desconfianza queda sembrada y viejas heridas se vuelven a abrir, poniendo además cara a la que tiempo atrás truncó su vida. Pero los juegos mentales de Madre no siempre funcionan por mucho que intente profundizar en ese rencor de la chica que ahora es Blue Bird. Al mismo tiempo, su plan de control mental mundial da comienzo y doce grandes ciudades ven como ejércitos de niños se vuelven completamente locos y los aliados de Batman deben hacerles frente. A la fiesta se unen todos los Robin y otros de los aliados habituales (Batgirl, el nuevo Batman, Garra, Canario Negro, Catwoman, ...), mientras Dick opta por un ataque frontal al cuartel de Madre para desbaratar sus planes desde allí. La batalla es intensa y el ritmo mucho más ágil que en números anteriores donde la acción quedó relegada a un segundo plano y los personajes iban de aquí para allá sin mayor interés. La trama se ha recuperado y se pone punto y final a todo de forma acertada, sin complicaciones innecesarias y sin grandes sorpresas. Porque no vamos a engañarnos, tal vez "Batman eterno" consiguiera sorprendernos con el final, aunque no dejara de ser una reutilización del concepto de "Batman: Silencio" en prácticamente todo lo que hicieron, pero "Batman y Robin eternos" ha sido más sencillo en todos los aspectos. Esto no es necesariamente malo, pero el factor sorpresa es algo con lo que no pueden contar ni para bien ni para mal. Snyder y Tynion cumplen con el guión y se explora uno de los aspectos más interesantes de Batman como vigilante y héroe: siendo el más serio, el más oscuro y el más desconfiado, es también el que más y mejores aliados tiene. En este cómic nos encontramos con grandes diálogos que explican eso en contraposición a las ideas de Madre de explotar los traumas de los niños para conseguir soldados perfectos. Los paralelismos han estado ahí desde el principio y se ha jugado con la mente de los lectores todo el tiempo para hacernos creer que Batman y Madre son iguales. O al menos parecidos. Pero nada más lejos de la realidad. En su conversación pasada con Damian, justo después de explicarle en qué Dick, Jason y Tim son mejores que el propio Batman, le dice que él nunca ha querido soldados y se muestra como el padre que todos ellos han necesitado:

Nunca he querido crear soldados. Quiero que os convirtáis en Robin. Que confiéis en vosotros mismos. Que sepáis que alguien cree en vosotros. Mi deber no consiste en entrenarte para que tomes las mismas decisiones que yo tomaría. Mi deber es evitar que caigas, hasta que puedas decidir por ti mismo.

De eso trata esta colección, de mostrar que los petirrojos están más que listos para acabar con una amenaza ante la que Batman no fue capaz solo. Porque él confía en ellos, porque sabe que pueden ser mejores que él en muchos aspectos, porque ellos se tienen unos a los otros pese a sus diferencias. Porque son Robin. Ese mensaje inspirador que se transmite a sus pupilos y por extensión al lector, las constantes muestras de que una familia unida es más fuerte, incluso si esta familia está reconstruida o formada por desconocidos que han aprendido a confiar entre ellos, es la esencia del final del cómic. Un gran final para una colección con altibajos que posiblemente no pasará a la historia por su trama pero tal vez sí sea recordada por contar en ella con todos los "hijos" de Batman arrimando el hombro para estar a la altura del legado de su "padre". Al final se cierran tramas, el Caballero Oscuro original regresa en un epílogo con el que cerrar la historia y mostrar, por si no se está leyendo la cabecera principal, que Batman ha vuelto y que todo vuelve a la normalidad, pero lo importante es la puesta en escena de todo, cómo se resuelve el enorme conflicto y lo bien que se representa esa carga emocional intrínseca del mismo. Los pecados del padre acaban pagándolos los hijos, que deben decidir por sí mismos el camino que quieren seguir. En ese sentido, el cómic cumple y sabe encontrar una definición propia, incluso si no destaca por sus sorpresas finales y no hay un gran giro inesperado que trastoca todas nuestras creencias como lectores. De eso ya hubo antes, pero no en este volumen. Con todo esto, pese a algún que otro bajón de ritmo que más o menos han sabido compensar a lo largo de las páginas, "Batman y Robin eternos" es un excelente homenaje a los Chicos Maravilla, a todos los compañeros de Batman y al legado de ambos personajes sin traicionar la esencia de ninguno de los personajes. Además de eso, es una historia entretenida y una ocasión perfecta para ver trabajando juntos a los cuatro "hermanos" que han portado la R en el pecho de forma oficial en la nueva continuidad.

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